Friday, October 1, 2010

Farewell to a Friend

Recuerdo aquel día que llegaste a mi vida. Era de noche, el 31 de diciembre del 2005. Fuiste un regalo de navidad que realmente no quería, no te necesitaba. Pero ahí estaba, en un Best Buy decidiendo si serías blanco o negro. Al final te elegí blanco, incluso tienes una graciosa historia de por qué eres blanco, hablas chino y costaste 10 dólares menos. Recuerdo que antes de saber todo lo que hacías me gasté tu batería jugando solitario, y que tardé 2 semanas en ponerte 6 canciones. Te llevaba a la escuela sólo porque podía decir que tenía un iPod, eso hizo que me agradaras un poco más. Luego te perdí. ¿Te busqué? No. Me parece que volví a verte hasta que me cambié de casa. Te puse más canciones y volví a abandonarte. En realidad te comencé a querer cuando comenzaste a acompañarme en mis horas libres. Te volviste una extensión de lo que era yo. Si aprendí a utilizar iTunes y hacer fórmulas para que sólo las canciones que quería que tuvieras sin tener que ponértelas manualmente, fue porque te quería demasiado. Sufriste con mi obsesión con los Jonas Brothers y me ayudabas a dormir cuando estaba en la casa de alguna tía y no podía conciliar el sueño. Seguiste ahí cuando todos se hartaron de mí y comenzaron a evitarme. Fuiste un gran amigo. Tenías el nombre más tonto y divertido de todos: Dopi [iPod al revés]. Podías ser rosa, azul, morado, verde, blanco y negro porque tenías diferentes fundas de color. Hace unos meses tu pila comenzó a fallar. Te apagabas aunque tenías carga completa y varias veces tuve que reiniciarte. Aún así estabas en mis clases de alemán diciéndome qué hora era y evitando que me durmiera al permitirme jugar solitario. Tenías la mejor excusa de todas para poderte utilizar en clases: no te podías conectar a internet, por lo tanto no eras una distracción. Siempre te llevaba conmigo, podía olvidar mi celular pero eran contadas las veces que no estabas en mi mochila. Y aquel día te dejé en un lugar al que no estabas acostumbrado. Nadie te vio antes del accidente. Intenté salvarte, pero tu desgastada batería no resistió. Tenías todavía mucho para dar y te agradezco por hacerme compañía, por evitar que escuchara la música mala de la radio en viajes largos y por muchas cosas más. Quizá no tenías aplicaciones ni podía visualizar videos. Pero tenías justo lo que yo necesitaba.

No comments:

Post a Comment